Cabe diferenciar entre el grifón belga (de pelo liso) y el grifón de Bruselas (de pelo áspero). El rasgo más característico de un grifón es su cara similar al carlino. La nariz es bastante corta y orientada hacia arriba. También sus ojos grandes y prominentes y su mandíbula inferior sobresaliente recuerdan al carlino. Por ello, algunas personas comparan la cara del grifón con la de un mono. Este perro se presenta en rojo, negro o negro y fuego. Los adultos miden unos 18 a 20 cm y pesan de 2 a 5 kg.
No se recomienda el grifón como perro de compañía para niños, ya que la forma de jugar a veces tosca de estos puede ser malinterpretada por el perro, que se asustará y mostrará una actitud impredecible hacia los niños. Los grifones pueden ser tercos, pero aprenden con rapidez y se les ha entrenado con muy buenos resultados en varios deportes caninos. Les gusta estar al lado de su dueño y pueden mostrarse destructivos si se les deja solos durante periodos de tiempo largos.
El grifón de Bruselas es una raza belga creada en el s. XIX mediante el cruce de affenpinscher, carlinos y perros belgas de establo. Los conductores de coches de caballos necesitaban un perro pequeño e inteligente para proteger el coche y eliminar las alimañas de los establos. La dureza de los perros callejeros, unida a la inteligencia de los affenpinscher, resultó muy útil a estos conductores. Más tarde, se cruzó también con spaniel miniatura ingleses para dotar al grifón de una cara de aspecto similar al humano, y es posible que se incluyera también algún Yorkshire Terrier en el cruce.
