El Bulldog tiene un cuerpo corto y fornido y una piel bastante holgada, sobre todo en la cabeza, el cuello y los omóplatos. Otra característica distintiva es su cráneo de gran tamaño. El Bulldog puede ser blanco, atigrado, beis o tener tonos rojizos con cualquiera de los colores anteriores. El adulto mide de 31 a 36 cm y pesa de 23 a 25 kg.
Es un perro muy familiar al que le encantan los niños y que se llevará bien con otros animales de compañía si la familiarización se hace en edad temprana. Puede que el bulldog sea demasiado amigable para ser un perro guardián, pero defenderá a cualquier miembro de la familia que lo necesite. Puede ser pacífico, pensativo, con buena voluntad, testarudo y con un sentido del humor bastante desarrollado.
Los bulldogs proceden de los bullenbeissers, una raza antigua de perros tipo mastín usados para vigilancia y ataque contra animales salvajes en Asiria, Grecia, Egipto y Roma. El bullenbeisser tenía distintos tamaños. En Inglaterra, criaron al gran bullenbeisser original para obtener un perro más pequeño y, durante el reinado del rey Juan (siglo XIII), comenzó su carrera como hostigador de toros. Con el paso de los años, terminaron creando un perro ideal para esta tarea. Por suerte, el hostigamiento del toro se prohibió en Inglaterra en 1835 y los propietarios de bulldogs empezaron a dedicarse a la crianza selectiva para eliminar elementos más agresivos de esta raza y dar con una mascota familiar y de buen carácter.
Los problemas de salud más habituales de los bulldogs están relacionados con la forma plana de su cara, que puede provocar una obstrucción de las vías respiratorias y dificultades para respirar. Por lo tanto, hay que evitar un exceso de ejercicio y de calor. Son propensos a infecciones cutáneas, trastornos oculares y displasia de cadera y codo (una enfermedad que puede provocar problemas de movilidad).
No ejercites al bulldog durante las horas de más calor del día. Lo más adecuado son dos paseos relativamente cortos y no demasiado vigorosos al día.
La dieta de tu perro debe contener la proporción adecuada de todos los principales grupos de nutrientes. Además, deberá tener siempre agua fresca a su disposición. Es importante realizar comprobaciones regulares para mantener al perro en perfecta forma y recuerda darle de comer dos veces al día siguiendo las pautas de alimentación de su alimento específico.
El pelaje se peina con una manopla de goma para eliminar el pelo muerto y puede que debas limpiarle los pliegues de la piel. Si el animal tiene la cola en forma de sacacorchos hacia adentro, procura que la base no se quede húmeda, ya que podría desembocar en infecciones bacterianas. Otra medida de higiene que debe tenerse en cuenta es limpiarle los lagrimales y las arrugas.
Aunque tradicionalmente la mayoría de perros son buenos con los niños, todos los perros y niños necesitan que se les enseñe a llevarse bien y a respetarse mutuamente para estar seguros. Aun así, los perros y los niños pequeños nunca deberían quedarse solos y los adultos deben supervisar todas las interacciones entre ellos.
