Este elegante Terrier de tamaño mediano tiene un pelaje duro que puede ser de color rojo, rojo/trigo o amarillo/rojo. Los machos adultos miden 48 cm de altura y las hembras 46, su peso está entre los 11 y 12 kg.
Posiblemente una de las razas autóctonas de Irlanda más antiguas y empleada como perro guardián y para controlar las plagas, el terrier irlandés se originó en el condado de Cork. Conocido antiguamente como terrier rojo irlandés, para evitar confusiones con otras razas de terriers irlandeses, se conoce también a este perro como «demonio rojo» y se usaba como perro mensajero durante la Primera Guerra Mundial. Se desconocen sus orígenes exactos, pero es probable que proceda del antiguo terrier negro y fuego.
En general, los terrier irlandeses son perros sanos y robustos. Sufren un trastorno hereditario denominado hiperqueratosis, que produce grietas en las almohadillas de las patas. Sin embargo, una cría cuidadosa está consiguiendo que este problema sea cada vez más infrecuente.
Necesita una hora de ejercicio al día. Si tiende a pelearse con otros perros, mantenlo con la correa puesta en los lugares públicos para que no sea una molestia. Deja que haga ejercicio libremente en lugares donde no se encuentre con otros perros.
La dieta de tu terrier irlandés debe contener la proporción adecuada de todos los principales grupos de nutrientes, incluyendo un suministro continuo de agua fresca. Es importante realizar comprobaciones regulares para mantener al perro en perfecta forma y recuerda darle de comer dos veces al día siguiendo las pautas de alimentación de su alimento específico.
El manto superior, áspero y duro, es recto y lacio y también tiene un manto inferior más suave y fino. Necesitará un cepillado un par de veces a la semana, además deberás arrancarle a mano el pelo muerto dos o tres veces al año.
Aunque tradicionalmente la mayoría de perros son buenos con los niños, todos los perros y niños necesitan que se les enseñe a llevarse bien y a respetarse mutuamente para estar seguros. Aun así, los perros y los niños pequeños nunca deberían quedarse solos y los adultos deben supervisar todas las interacciones entre ellos.
