Mastín tibetano

Con 3000 años de historia a sus espaldas, el mastín tibetano es una de las razas más antiguas del mundo. Se empleó como perro guardián en su país de origen para proteger las propiedades (incluidos los monasterios), así como pueblos enteros y el ganado. Con frecuencia, suele estar sujeto con una cadena para que sirva como primer signo de advertencia y un elemento disuasorio muy eficaz para posibles intrusos.

El mastín tibetano pisó Londres por primera vez en 1847, pero el Kennel Club de Estados Unidos no lo reconoció como raza hasta 2006. Aunque se trata de una raza muy popular en Occidente, en algunas ciudades de China lo han prohibido, al igual que a otras razas que miden a partir de 35 cm de altura.

El propio Marco Polo describía al mastín tibetano como un perro «alto como un burro, pero con un vozarrón potente como el del león». Esta raza es relativamente nueva para el resto de los amantes de los perros; hace solo un siglo que empezó a llamar la atención de los criadores occidentales.

Este enorme perro necesita un propietario con mucho sentido común y una gran experiencia con razas gigantes, especialmente con las más distantes y menos generosas. Este tipo de dueño será capaz de tener gran cuidado con su perro, de manera que no tenga que encontrarse con otras personas ni con perros que no le gusten, y podrá darle el adiestramiento de alto nivel adecuado para que tanto ellos como los demás vivan seguros. 
El propietario ideal deberá tener una gran casa, sin vecinos (o, al menos, vecinos que estén lejos), un jardín vallado y bien protegido y sacarlo a dar paseos tranquilos en los que se encuentren con poca gente o se puedan guardar las distancias. El mastín tibetano solo es adecuado para familias con adolescentes mayores o sin niños.

El mastín tibetano necesita aproximadamente una hora de ejercicio diario, aunque aceptará más encantado si le puedes dar más. De cachorro, se aconseja que no haga demasiado ejercicio: es importante evitar que se le sobrecarguen los músculos y articulaciones al ser una raza de tamaño tan grande.

Como buen perro guardián, generalmente está mejor en el exterior de su propiedad, vigilando a los posibles intrusos.

Debido a su gran tamaño, el mastín tibetano necesita una casa grande donde pueda estar cómodo. También resulta adecuada una propiedad cercada con mucho espacio para correr, así podrá hacer ejercicio e ir libremente de un lado a otro cuando quiera.

Los perros de raza gigante, además de tener un apetito enorme, requieren una proporción diferente de minerales y vitaminas, necesarios para el buen mantenimiento de las distintas articulaciones y cartílagos. El mastín tibetano es propenso a padecer distensión abdominal y problemas de estómago. Intenta darle comidas menos copiosas, pero con más frecuencia, para reducir este riesgo. Consulta la guía de alimentación para perros para obtener más información. Una alimentación y una higiene adecuadas pueden prolongar la esperanza de vida del mastín tibetano hasta llegar a los 15 años.

Su doble manto consiste en un manto inferior denso y lanudo, que muda cuando llega el buen tiempo, y un manto exterior liso y de textura dura. La cola y la parte posterior de las patas tienen un pelaje más largo. Se recomienda cepillarlo bien un par de veces por semana, y aumentar su frecuencia a todos los días en los periodos de muda de pelo.

Por lo que respecta al baño, es necesario bañar al mastín tibetano una vez a la semana o, como máximo, cada 6 semanas, en función del entorno en el que viva y lo sucio que esté. También debes tener en cuenta que bañar y secar a un mastín tibetano no es tarea fácil, por su enorme tamaño y el grosor de sus mantos, así que es mejor que lo planifiques con antelación.

El mastín tibetano no es un perro que se adapte bien al adiestramiento, pero es necesario enseñarle a andar con correa para que pueda hacer el ejercicio que necesita. Como es una raza que no responde bien cuando le imponen algo, el adiestramiento como un juego tendrá mejores resultados. Las sesiones deben ser cortas y frecuentes, con muchas expresiones verbales de ánimo y refuerzo positivo. Es fundamental acostumbrarlos desde pequeños a las personas y a otros perros.

Aunque se muestra afectuoso con su familia, el mastín tibetano no es un buen perro de compañía, ya que es demasiado grande y demasiado protector. Es probable que entienda mal las intenciones de los amigos de su familia. Pueden convivir con niños mayores y juiciosos, pero, por su personalidad y su gran tamaño, siempre hay que tener cuidado.

Aunque tradicionalmente se cree que muchos perros son buenos con los niños, todos los perros y niños necesitan que se les enseñe a llevarse bien y a respetarse mutuamente para estar seguros. Aun así, los perros y los niños pequeños nunca deben quedarse solos y los adultos deben supervisar todas las interacciones entre ellos.