Como sucede con muchas razas, el bullmastiff puede sufrir diversos trastornos oculares hereditarios, displasia de cadera y codo (una enfermedad que puede provocar problemas de movilidad). Por tanto, es importante un examen de la cadera y de los ojos antes de dedicar al perro a la crianza. También son propensos a ciertos problemas de vejiga y a problemas de ligamentos en la rodilla (ligamentos cruzados).
- Perro apto para dueños con experiencia
- Se requiere un adiestramiento extra
- Le gustan los paseos activos
- Le gusta pasear una o dos horas al día
- Perro grande
- Babeo mínimo
- Requiere aseo una vez por semana
- Raza no hipoalergénica
- Perro tranquilo
- Perro guardián. Ladra, está alerta y tiene aspecto protector
- Puede necesitar entrenamiento para vivir con otras mascotas
- Puede necesitar entrenamiento para vivir con niños
Personalidad
Son perros muy protectores de su familia y de otras mascotas, por lo que tienen que socializar desde bien pequeños. El bullmastiff solo aceptará a los desconocidos si se los presenta alguien de confianza. Las visitas o intrusos no tardarán en volver sobre sus pasos. No es una raza recomendada para dueños primerizos por su fuerza, su tozudez y su carácter sobreprotector.
Origen
El bullmastiff se llamaba originalmente «el guardián nocturno del coto», ya que se utilizaba para atrapar a los cazadores furtivos. El grupo base del bullmastiff es un 60 % del mastín inglés y un 40 % del bulldog. Esta raza se creó a finales del siglo XIX. Cuando disminuyó la necesidad de vigilar los cotos, el bullmastiff empezó a usarse en deporte. A veces, alguien se ocultaba en la maleza y, al cabo de un rato, se soltaba al bullmastiff con bozal para ver si lograba encontrar a la persona. No estaban entrenados para herir o morder, sino para derrotar al objetivo.