El galgo italiano suele gozar de una buena salud, pero es propenso a romperse las patas. Como muchas razas, puede sufrir trastornos oculares hereditarios, por lo que es importante hacerles un chequeo de la vista antes de criar.
- Perro apto para dueños con algo de experiencia
- Se requiere un adiestramiento básico
- Le gustan los paseos activos
- Le gusta pasear una o dos horas al día
- Perro mini tipo toy
- Babeo mínimo
- Requiere aseo una vez por semana
- Raza no hipoalergénica
- Perro expresivo y ladrador
- Perro guardián. Ladra y está alerta
- Puede necesitar entrenamiento para vivir con otras mascotas
- Puede necesitar entrenamiento para vivir con niños
Personalidad
Es un perro adorable al que le encanta acurrucarse, en parte por cariño y en parte por su necesidad de entrar en calor. Para el galgo italiano se recomienda una socialización desde muy joven, así aceptará mejor a las personas o las situaciones nuevas. Puede que este perro tarde un tiempo en crear vínculos, pero una vez establecida una amistad es un compañero excelente.
Origen
Se cree que el galgo italiano procede de Egipto; de hecho, en las tumbas de los faraones se han encontrado perros momificados muy similares a la raza actual. Los romanos llevaron a este perro a la cuenca mediterránea en el siglo VI a. C., donde llegó a ser el favorito de la nobleza griega y romana. Este can alcanzó la cumbre de su popularidad en los siglos XVI y XVII, en los que hacía las veces de figura decorativa de muchas cortes. Algunos propietarios famosos de galgos italianos fueron la reina María de Escocia, Carlos I, Federico el Grande y la reina Victoria. El galgo italiano puede haberse usado para la caza de conejos, pero se crio principalmente como perro de compañía.