Aunque el gato persa de pelo largo tiene una esperanza de vida de diez a doce años más o menos, es una raza con varios problemas de salud. Como la forma de la cabeza es más reducida y la cara es más plana, puede haber malformaciones de mandíbula que produzcan enfermedades dentales y posibles dificultades para comer y beber. El pequeño tamaño de las fosas nasales y un velo del paladar demasiado largo pueden provocar también graves problemas respiratorios. Es posible que los conductos lagrimales no sigan su curso natural, por lo que los ojos llorarán y humedecerán la cara constantemente; esto puede provocar erupciones cutáneas y llagas en la cara. La cara es plana, lo que aumenta también la probabilidad de enfermedades oculares. Los gatos persas pueden ser portadores de un gen que produce insuficiencia renal (llamada poliquistosis renal autosómica dominante) mediante la formación de quistes en el riñón. Este trastorno se detectó en más de un tercio de todos los persas y gatos exóticos de pelo corto en 1990, cuando aparecieron las primeras pruebas de detección. En la actualidad, los criadores emplean estas pruebas de detección para tratar de acabar con este problema; pide siempre al criador que te muestre los certificados PKD de los padres de tu gatito. Los gatos persas también pueden tener una mayor incidencia de miocardiopatía hipertrófica (engrosamiento de las paredes del corazón). Como otros gatos de pelo largo, los persas son muy propensos a padecer infecciones cutáneas de origen fúngico, como la tiña.
- Gato tranquilo
- Gato amigable pero independiente
- Un gato silencioso
- Raza de gato más grande y robusta
- Requiere aseo todos los días
- Raza alergénica
- Necesita algo de espacio al aire libre
- Puede requerir familiarización antes de vivir con niños
Los gatos persas se clasifican como braquicéfalos; los problemas asociados a esta condición incluyen:
- Síndrome obstructivo respiratorio de los braquicéfalos: dolencia de las razas braquicéfalas (las que tienen nariz corta y cara aplastada) en las que las vías respiratorias se obstruyen y pueden provocar una dificultad respiratoria grave.
- Inflamación/infección cutánea: las razas braquicéfalas tienen nariz corta y una cantidad normal de tejido facial. Esto supone que a menudo haya un exceso de piel alrededor de la cara que ocasiona pliegues cutáneos; es en estos donde es más probable que aparezcan llagas e infecciones.
- Úlceras oculares: las úlceras son erosiones dolorosas en la superficie del ojo. Son más frecuentes en las razas braquicéfalas debido a su conformación, puesto que los ojos suelen ser más protuberantes.
Esta raza también muestra predisposición a:
- Enfermedad renal poliquística, que es una enfermedad hereditaria que se caracteriza por la formación de quistes en los riñones. Esto afecta a la función renal y puede terminar ocasionando una insuficiencia renal.
- Atrofia retiniana progresiva, que es un trastorno hereditario en el que parte del ojo degenera y se consume, lo que puede provocar ceguera.
- Displasia de cadera1, que se produce cuando la articulación de la cadera no se desarrolla normalmente.
- Miocardiopatía hipertrófica2, que es una dolencia en la que el músculo cardíaco sufre un engrosamiento anómalo que hace que el corazón no puede latir bien.
- Manosidosis alfa, que es una tesaurismosis hereditaria que afecta a muchos órganos diferentes.
Pruebas disponibles:
- Prueba de ADN para detectar si es probable que un gato se vea afectado por atrofia retiniana progresiva.
Personalidad
El gato persa de pelo largo es tranquilo y cariñoso. Es apacible y no tan activo como algunas razas de pelo corto. En general, no le importa vivir solo y se muestra bastante contento de ser gato único. Le basta con estar sentado tranquilo y tener buen aspecto.
Origen
País de origen: Turquía e Irán
Los primeros antepasados documentados del gato persa se importaron en el siglo XVII de Irán a Italia y de Angora (actual Ankara, en Turquía) a Francia. Los gatos persas tenían el pelaje gris, mientras que los de Angora eran blancos. Al final, los descendientes de esos gatos de pelo largo llegaron a Gran Bretaña en el siglo XIX. Aquellos primeros persas eran bastante diferentes de los gatos que ganan premios en las exhibiciones actuales: tenían la cara más larga, las orejas más grandes y una forma más larga. Con el paso de los años, la reproducción selectiva ha dado como resultado el cuerpo fornido y la cara plana que conocemos hoy en día. El pelaje no solo es largo, sino que tiene un manto inferior muy grueso que requiere muchos cuidados por parte del dueño: el gato no puede mantenerse sin enredos por sí solo.