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Les gusta el agua a los gatos

¿Les gusta el agua a los gatos? ¡Adiós a los mitos y a disfrutar de las vacaciones!

3 min de lectura

Existe mucha literatura acerca de la relación de los felinos (en general) con el agua. Y visto su temperamento asustadizo y temeroso, es fácil pensar que la relación entre los gatos y el agua tiene un punto conflictivo.

Al fin y al cabo, el agua es un elemento que genera reacciones en ellos, en su pelo, en su piel y en su temperatura corporal. Y esto, de por sí, podría ser un factor suficiente para justificar su posible “rechazo” y entender por qué a los gatos no les gusta el agua.

Por qué a los gatos no les gusta el agua

Lo cierto es que no es exactamente así. Los gatos son reacios al agua por su origen y procedencia. El hecho de que la mayoría de ellos provienen de El Medio Oriente, lugar poblado de desiertos en el que el acceso al agua era escaso, los condicionó a desconfiar de este elemento simplemente por extrañeza y desconocimiento.

A diferencia de los perros, habituados a moverse en espacios poblados de ríos, los felinos percibían el agua como un bien escaso, poco presente en su rutina habitual.

A medida que fueron domesticados, e interactuaron con otras zonas en las que el agua era un elemento presente y cotidiano, su carácter curioso los predispuso a acercarse a ella, siempre bajo los parámetros del respeto y la prudencia.

Para los gatos el agua no es sinónimo de limpieza. Nuestros felinos disponen de un tipo de saliva que elimina la grasa, y de una lengua con una textura que facilita que puedan acicalarse, deshaciéndose de la posible suciedad de su cuerpo, sin necesidad de pasar por el grifo. Ahora bien, eso no implica negar que a los gatos les gusta el agua y que no puedan disfrutar de la sensación de interactuar con ella, sobre todo, en términos de entretenimiento y juego.

De hecho, la mayoría de los gatos suelen ser excelentes nadadores, y muchos de ellos se caracterizan por demandar el contacto con el agua como terapia de juego y relación con sus propietarios. Entre ellos, cabe destacar el gato de raza de Bengala, que adora pasar por la bañera y chapotear a su gusto. Algo parecido le ocurre a la raza Main Coon, de enorme tamaño y pelaje. Y qué decir de la raza Van Turco, originariamente apodado como “el gran nadador”.

Pero, independientemente de que tu gato sea de una raza u otra, lo fundamental es que no perciba el agua como un peligro, sino como una opción más para curiosear y disfrutar a su antojo. Este aspecto es fundamental en los meses estivales, en los que tu gato está sometido a las altas temperaturas y busca fórmulas para sentirse cómodo y fresco.

Consejos para que a tu gato le guste el agua

Si sigues los siguientes consejos, te darás cuenta de que los gatos y el agua pueden ser grandes compañeros de juego y disfrute:

  1. Acostumbra a tu gatito a relacionarse con el agua desde pequeño. Intenta minimizar su miedo ante el baño. Adquiere una bañera tipo bebé (que podrás encontrar en tiendas especializada para mascotas), y coloca una superficie antideslizante para evitar que resbale. Masajéalo con agua tibia, mojándolo poco a poco, intentando no incidir en su cabeza, ojos y orejas.
  2. Tómate tu tiempo y observa su reacción. Al principio, puede sentirse estresado e inquieto, pero si lo acaricias suavemente y dejas que se habitúe a la situación, conseguirás que se relaje.
  3. Una vez finalizado el baño, cobíjalo con una toalla e intenta desprender la humedad de su pelaje. Como el sonido del secador puede intranquilizarlo, te recomendamos que lo cepilles suavemente para eliminar el pelo muerto, y lo dejes secar a temperatura ambiente.

A medida que vaya creciendo entenderá que interactuar con agua puede ser divertido y satisfactorio, y cuando llegue el verano y las altas temperaturas, agradecerá, y demandará tener cerca una fuente de agua cerca en la que pueda chapotear a su antojo durante la época de vacaciones estivales.